martes, 11 de febrero de 2014

Cada uno, con nuestras taras.


A veces.
¡Qué coño!
Siempre.
Leo poesía para que otro desentierre mi mierda.
Verla caer inexorablemente, pringándome
y goteando sobre la alfombra, me alivia.
Escribir es mi curiosa manera de recogerla y enterrarla de nuevo.

No me juzguen.

Portela.

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